lunes, 28 de junio de 2010

Reportaje a Hermes Binner. Por Magdalena Ruiz Guiñazu‏

Reportaje a Hermes Binner
“Creo que las antinomias no son buenas”
Por Magdalena Ruiz Guiñazu


Frase. “Recordar a Manuel Belgrano y a la bandera es recordar sus acciones como educador y como primer economista.”
Hermes Binner es un hombre reservado, sereno, amable y también de gran firmeza. Sus ancestros helvéticos quizás le legaron un pulso semejante al que demostró Guillermo Tell cuando apuntaba a la famosa manzana.
Sin ir tan lejos, es interesante observar cómo Binner se las ingenia para mantener la mayor independencia posible de un poder que todo lo quiere avasallar. Durante los festejos del Bicentenario, el gobernador socialista participó de la recepción a los presidentes latinoamericanos, pero se abstuvo luego de concurrir a la cena de gala que se desarrolló en la Casa Rosada y, en el Día de la Bandera, cuando compartieron el palco oficial en Rosario, intercambiaron saludos de cordialidad protocolar con la Presidenta de la Nación. —Mientras compartían el palco, usted le pidió a la Presidenta que el Día de la Bandera fuera inamovible, ¿no es cierto? —Sí. Y le explico por qué: nosotros entendemos que Belgrano es una de las figuras más transparentes de la historia argentina y, por lo tanto, recordar a Belgrano y a la bandera, recordar las acciones que Belgrano llevó adelante tanto como educador como primer economista, todos sus esfuerzos por lograr un país independiente y solidario hacen que sea una figura cuya trascendencia va más allá del momento y que, a través de sus actos, nos está demostrando que hoy le debemos mucho a él. Por lo tanto, recordar esta fecha es recordar el día de su desaparición física, pero tampoco hay que olvidar todas las ideas que encarnó y los ejemplos que nos legó. Y esos ejemplos siguen teniendo una gran validez justamente en este momento del país. —¿Y qué le contestó la Presidenta? —Usted sabe (Binner es prudente) que esto es un resorte de la Legislatura, pero no hay duda de que sería muy interesante encontrar alguna solución, más allá de la concurrencia masiva que significa (como este año) un día domingo y, para el turismo, el lunes siguiente. Nos parece que tener una fecha como ésta es innegociable, justamente porque recuerda a una figura tan emblemática como Manuel Belgrano que acabamos de mencionar. —¿Y cómo es la relación del Gobierno nacional con el de Santa Fe? Recordemos que, sea en la presidencia de Néstor Kirchner como en el actual mandato de Cristina Fernández, usted ha recibido en público tanto críticas como abrazos. —Bueno, nosotros tenemos una demanda permanente sobre los derechos de la provincia de Santa Fe que, hoy, están realmente restringidos. Estoy hablando en función del cumplimiento de estas demandas, pero siempre lo hacemos de acuerdo a los términos que corresponden. Hemos agotado la vía administrativa, luego hemos recurrido a la Suprema Corte de Justicia que es el único lugar al que puede acudir un estado subnacional para demandar a la Nación. También hemos presentado una medida cautelar sobre la retracción del 15% que se efectúa para sustentar la Caja de la Anses. —¿Cómo se estableció esa retracción? —Se firmó un pacto que venció el 31 de diciembre de 2005 y, por lo tanto, de allí en adelante es absolutamente ilegítimo que se siga aplicando. Esta es la situación. Nosotros, obviamente, tenemos un gran respeto por la figura presidencial, por su investidura y por la de todo el equipo del gabinete, pero a la altura de las necesidades de mi provincia, de las necesidades de Santa Fe, y los derechos de funcionario público que nos caben, tenemos la obligación de reclamar. —Sin embargo, gobernador, cada vez que usted reclama la Presidenta le responde con cifras por las que, supuestamente, se quiere demostrar que Santa Fe no ha sido perjudicada en el reparto de la coparticipación. Además, el Gobierno insiste en que usted va a reclamar a la Suprema Corte algo que no está logrando en su propia provincia y nos referimos al cobro de los ingresos brutos. —Precisamente, los ingresos brutos no son una realidad como, por ejemplo, en Córdoba o en la provincia de Buenos Aires, porque el bloque justicialista se opone. Y como en el Senado tienen mayoría... Ellos creen que se puede hacer una buena política restringiendo los recursos del gobierno y realmente no es así. Nosotros seguimos insistiendo con nuestras propuestas (y que conste que no en la magnitud que desearíamos) porque creemos que hay una gran posibilidad de que Santa Fe siga avanzando. No se olvide de que nosotros siempre somos optimistas en cuanto a encontrar caminos de integración a partir de que vivimos en una subregión que tiene resueltos problemas fundamentales para la vida. Me explico: una subregión que tiene la reserva de agua dulce más grande del planeta, alimentos para exportar en forma extraordinaria, petróleo, minerales, gas, científicos… En fin, somos una región que tiene una gran potencialidad. Pero lo que pienso, también, es que la construcción que debemos hacer es una construcción que no esté mirando hacia las próximas elecciones, sino hacia las próximas generaciones. —¿Nunca pudo conversar sobre esto con la presidenta Cristina Fernández? Es decir, cobrarles impuestos a las empresas y destrabar esa situación. —Es una situación casi hilarante porque, por un lado, el ministro de Economía de la provincia de Santa Fe se reúne con el ministro de Economía de la Nación y el ministro Boudou le recomienda que aumente los impuestos en Santa Fe. —Usted parece una persona muy paciente, gobernador. —Yo creo que, para reclamar las cosas, hay que tener una relación lo más amable posible. No creo en las actitudes de no saludarse o dar vuelta la cara. Así, no se encuentran soluciones a los problemas. Obtener ciertas cosas depende también de muchísima gente que comparta, a su vez, el entusiasmo por construir una alternativa diferente, construir un paradigma que reemplace a los viejos modelos y esto requiere no solamente de la gente que está en los partidos políticos, sino también vinculada a la sociedad civil. Me refiero a la gente que hoy está trabajando en las universidades, en los centros de investigación. Hay muchos centros de investigación privados que, realmente, no dejan de llamarme la atención por la producción que tienen, y todo esto hay que aprovecharlo. Las antinomias no son buenas. Sobre todo en Santa Fe. Mi provincia tuvo una colonización a partir de la colonia agrícola Mi Esperanza, que nació del pensamiento de subdividir la propiedad. Tan es así, que en el propio escudo de la ciudad de Esperanza leemos como norma: “Subdivisión de la propiedad”. Y estamos hablando de toda la colonización de la pampa gringa, como la llama Ezequiel Gallo, donde la pequeña parcela en la que trabaja toda una familia brinda a la provincia ese gran empuje que hoy tiene su realidad en la existencia de numerosas pymes, de pequeños y medianos propietarios. Obviamente que todavía hay espacios que sobrepasan estos límites pero, en general, la provincia de Santa Fe se diferencia de la provincia de Buenos Aires en que aparecen grandes latifundios que dan origen a otras explicaciones. —Sí, las actitudes cortantes suelen ser patrimonio del estilo K, que ciertamente no es el suyo, Binner. Sin embargo, tenemos entendido que Santa Fe fue claramente discriminada en el Programa Federal de Desendeudamiento. —Usted sabe que ese programa y esos fondos se logran precisamente con una retracción que se les hace a las provincias. Le explico: Santa Fe aporta cien millones de pesos anuales a ese fondo y cuando llega el momento de la distribución, tenemos que aportar a las provincias endeudadas y con grandes problemas. La provincia de Santa Fe, en cambio, está requiriendo esos recursos para hacer más caminos, más hospitales, más escuelas. —Y, sin duda, el maravilloso Puerto de la Música que, de acuerdo con los planos de Oscar Niemayer, ustedes están construyendo en Rosario. Es la realización de un sueño no solamente de Santa Fe sino también de Baremboim, Hernández Larguía (Pro Música de Rosario), Mercedes Sosa o Lito Nebbia (recordemos también aquí que el legendario Niemayer tiene entre sus múltiples obras la construcción del Palácio da Alvorada, en Brasilia). —Sin duda (se ilumina la mirada de Hermes Binner), es la realización del Gobierno de Santa Fe y la Fundación Puerto de la Música. Desde 1998, constituye uno de los proyectos emblemáticos del Plan Estratégico de la ciudad de Rosario. Ya estamos en la estructura de hormigón armado y se calcula que, en 2012, con el esfuerzo de todos y en el Bicentenario de la Bandera Nacional, habremos terminado esta obra que es la de mayor nivel de inclusión cultural de nuestro país. —¿Cómo será su funcionamiento? —El Puerto de la Música ha sido concebido por el arquitecto Niemayer como un espacio cultural abierto e inclusivo. Los recitales y actividades se podrán disfrutar tanto desde su interior como desde la plaza central. Es un teatro pensado para todos, porque desde su arquitectura abre las puertas de la cultura a la sociedad. —Y, en este momento, gobernador, ¿cuál es la situación del campo en Santa Fe? Recuerdo que un año y medio atrás, los intendentes del sur de la provincia nos decían que la industria de la maquinaria agrícola, por ejemplo, había quedado en mala situación por no poder pagar las cuotas. ¿Se ha revertido este estado de cosas? —Las fábricas están trabajando a doble turno y la actividad se nota en todas las áreas de la economía de la sociedad a partir de entender que la ruralidad es abarcativa, conceptualmente abarcativa, de toda la cadena de valor. —Pero también hay hechos y situaciones menos gratas que no queremos dejar de tocar, gobernador. Por ejemplo el tema de la inseguridad, que se ha convertido en un problema nacional. ¿Cómo lo analizaría en la provincia de Santa Fe? —Del mismo modo. Desde una problemática que tiene idénticas causas e idénticos y complejos abordajes. Es indudable que la población reclama acciones concretas contra los delincuentes. Y tiene razón. Hay que hacerlas. Pero no podemos dejar de valorar la trascendencia que tiene la exclusión social, tanto en la generación como en la disminución de la inseguridad.Conceptualmente, no tengo dudas de que hay que ser muy duros con la delincuencia, contra el que comete el delito. Pero, también, tenemos que pensar con mayor firmeza para disminuir las causas que acompañan al mismo. —¿Usted no cree que la impresionante delincuencia juvenil que estamos padeciendo tiene un fuerte ingrediente en el hecho de que hay muchos chicos que no estudian ni trabajan? —Esto es indudable. Fíjese que, en la provincia de Santa Fe, se estima que 160 mil jóvenes no estudian ni trabajan. Como bien sabemos, el momento de mayor inquietud de un ser humano se da en la juventud cuando no encuentra posibilidades ni incentivos ni ejemplos que lo ayuden a mitigar esa necesidad. Si pensamos, entonces, que esta realidad se produce en un momento en el que el joven no puede canalizar esa inquietud a través del trabajo o del estudio, nos vamos a encontrar con que se va a inclinar hacia otras opciones. Es como si cortáramos la punta de un árbol, equivaldría a mutilar su crecimiento. —Quizás me equivoque pero ¿no cree usted, Binner, que sería interesante (cuando hoy ya no existe el servicio militar) transformar esos edificios vacíos del Ejército en hogares terapéuticos? Los chicos que se drogan y delinquen van a un correccional de menores y salen peores que cómo entran. ¿No sería entonces ésta una solución posible? —Depende de la gravedad del caso. En general, la institucionalización genera más problemas. Le diría, también, que seguramente existen situaciones en las que la reclusión no puede ser evitada y ante esto, hay que estar preparados. Pero sería una última instancia. En general los pequeños lugares, con pocos internos, son los que dan mejores resultados. Sin embargo, no debemos dejar de fijar nuestra atención en la prevención. Es fundamental. —Si mal no recuerdo, gobernador Binner, usted dijo hace un par de semanas que en diciembre termina su mandato y que “no me van a encontrar mateando debajo de un árbol…” (risas). ¿Eso quiere decir que va a entrar en la pelea electoral? ¿Va a ser candidato? —El interior ya está participando. No es cuestión de quedarse. La participación es parte de mi vida, ¿no?, de manera que, en cada lugar donde he estado, me ha interesado muchísimo la participación como un hecho necesario en mi vida. No me veo entonces en otra situación más que aportando mi esfuerzo desde algún lugar. Bueno…obviamente, algún lugar en la Nación, sería realmente importante para seguir construyendo el país. Ayudando. Creo que hay una acción de suma que siempre nos permite pensar en que las situaciones pueden mejorarse pese a existir múltiples dificultades. Y yo estoy dispuesto. —No sé si estoy bien informada, gobernador, pero tengo entendido que, como la niña bonita, a usted se lo disputan Cobos y Ricardo Alfonsín para la fórmula de 2011. ¿Es cierto? —El problema no recae en nombres, sino en qué queremos hacer con el país. Porque éste es un país absolutamente generoso, pero al que le faltan proyectos que permitan integrar realmente las distintas realidades regionales y la economía de nuestra sociedad en un proyecto común. Y creo que éste es uno de los grandes problemas que tenemos que resolver en Argentina. Por ejemplo, en Rosario, en el caso de abordar los problemas de una ciudad. Lo hemos visto en el caso de la provincia de Santa Fe. También una forma de abordar estos temas fundamentales es el estudio de la situación en la que se encuentran sectores que deben ser integrados a las áreas de educación y conocimiento. En fin, generar una propuesta que ponga límites en cuanto al interés meramente individual y, en cambio, no los tenga en cuanto a la generosidad de los ciudadanos en busca de una propuesta integradora para todos los argentinos. Y ahí, seguramente, en algún lugarcito, me van a encontrar trabajando.

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